martes, 29 de noviembre de 2011

Pune // NH7 Weekender Festival 2011

Con motivo del NH7 Weekender Bacardi Festival 2011 en Pune, allá que fuimos con ganas de desconectar un poco y pasarlo bien, que nos lo merecíamos, ya que el viaje de Goa quedó atrás y tanto tiempo en Hyderabad termina siendo malo para la salud.

El sleeper bus con el que fuimos no estaba mal, y a la ida fuimos delante, en nuestra cama doble, y a la vuelta, con la misma compañía, en la parte trasera. Afortunadamente, tanto delante como detrás, ambos viajes fueron agradables, sin muchas turbulencias y conseguimos descansar lo suficiente. Lo curioso de todo es que, vayas donde vayas, siempre tardas 12 horas y por la noche (mejor). Tanto si vas a algún sitio dentro de Andhra Pradesh como si sales a Goa, Pune, Bangalore, Hampi (los viajes que hemos hecho)… se tarda una noche, y si tienes sleeper bus con plazas que vaya tu destino has triunfado, pues cuesta lo mismo que un bus semi sleeper (de los de respaldo de toda la vida) y por experiencia propia, se viaja mucho mejor.

Lo bueno y lo malo de Pune, en mi opinión, es que es una ciudad cualquiera. No brilla en particular por nada y podría pasar inadvertida en cualquier mapa si no pusieran su nombre. Es bastante grande en extensión y sus calles son sencillas, y en el centro hay grandes avenidas con aceras a ambos lados y de un único sentido, organizadas de forma cuadricular, lo que hace que el centro sea muy sencillo a la hora de orientarse. En la zona céntrica, como toda “ciudad evolucionada” de India que se preste, centros comerciales, restaurantes de comida rápida y tiendas de marcas de moda le imprimen un aire más moderno, y a diferencia de Bangalore, en Pune, la MG Road es más estrecha en comparación pero con algo más de encanto, más íntima. Pune, a pesar de todo, es una ciudad totalmente normal.

Como cualquier ciudad grande, en los extraradios de Pune se pueden observar nuevos barrios surgiendo de la nada. Bloques de agradables edificios con buen gusto cromático que comparten zonas comunes frente a gigantes cementados de mil viviendas, subiendo bien alto en el cielo... donde la expansión de la urbe empuja a los residentes. Pese al contraste, se ve como una buena zona para vivir y la arquitectura es agradable a la vista. En uno de estos barrios, en Magarpatta City (el equivalente al Hi-Tech City de Hyderabad), y más concretamente en Laxmi Lawns, era donde se desarrollaba el festival.

La organización del festival era más que correcta, aunque al ser nuestra primera vez, lógicamente estábamos algo perdidos, pero gracias al mapa del recinto y un par de vueltas, todo se mostraba bastante más sencillo. Como es habitual, diferentes escenarios con diferentes estilos musicales y, a su vez, direrentes barras (con diferentes cócteles y bebidas disponibles) y diferentes tiendas donde comprar chominás o comida.

En referencia a la bebida, se echaba de menos la cerveza (bebida universal, como el agua) pero a falta de pan, bueno es un mojito. Las dos opciones eran optar por una copa o por un cubo (bucket, o su famosa traducción al castellano: mini). Preferimos un cubo (o más bien, la cubitera, la cual está en casa), ya que salía mejor económicamente y así tampoco teníamos que estar pendientes de volver a repostar con más frecuencia. Triunfaron las cubiteras de mojito y las de ron oscuro (con ciertos aromas a mora) con sprite y un chorrazo de limón (Murcia representando, siempre!!!). Y en cuanto a la comida, cuando apretaban las hambres y como es lógico en estas circunstancias, tocaba hacer cola pero afortunadamente el precio era razonable y el “condumio” estaba bueno.

Daba gusto estar allí, por todo: la gente actuaba y se movía de forma bastante responsable y era bastante agradable; los baños estaban limpios, fueras a la hora que fueras; en la barra no esperabas más de 5 minutos para que te sirvieran; todas las bandas sonaban genial y sinceramente el nivel de los grupos era bastante más elevado de lo que pensaba. En general, un festival muy bien planteado.

Creo que debo remarcar ciertas bandas/conciertos que realmente llamaron mi atención:

- The circus: A mi juicio, una banda joven y con mucho futuro. Por momentos me recordaban a Soundgarden, o a System of a Down, o quizá a Incubus… si tenéis la oportunidad, escuchadlos y juzgarlos por vosotros mismos. El concierto, brillante. http://nh7.in/thecircus/

- B.R.E.E.D.: Varios días antes ya escuché cosas y de antemano ya me enganchó el sonido: siempre me ha encantado el drum n bass, el jungle y el hiphop… y DJ Nasha los conjugó a la perfección en una sesión que, pese a tener “problemas técnicos” a los 10 minutos de empezar con todo el “subidón”, luego continuó como si nada hubiera pasado. Sinceramente, un concierto impresionante. http://djnasha.com/breed/

- Ayush Shrestha: Un cantautor que sólo tuvo 10 minutos para dar su concierto, ya que el retraso del escenario Dewarists hizo que su tiempo de actuación se redujera drásticamente y que la gente pidiera más. Su estilo, muy personal y ameno, con un timbre de voz que se desmarcaba de la guitarra pero que, en conjunto, dibujaban una melodía encantadora. http://www.facebook.com/ayushmusic?sk=info

- Reggae Rajahs VS Bass Foundation: Duelo de bandas en torno al reggae, y lo único que puedo decir es que fueron 2 horas y algo en las que no pudimos parar ni un momento, ya que sonaba un temazo tras otro, y por mucho que las bandas intentaran dividir al público asistente, realmente todos éramos una masa a tope, dándolo todo. http://www.reggaerajahs.com/ http://www.facebook.com/bassfoundation

Realmente me estoy dando cuenta de que, por mucho que pueda escribir acerca del festival, no puedo describir esa sensación de satisfacción que me invade cuando recuerdo lo bien que estábamos, así que el año que viene habrá que repetir sin duda y traer más documentación gráfica y audiovisual (de este año la hay, pero hay que retocarla, sobre todo los audios, pero poco a poco). Viva el NH7 Weekender!!!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Bangalore

Bueno, la verdad es que como suelo decir, me encantaría tener más tiempo para escribir, pero lamentablemente, estoy muy ocupado viviendo... Esta crónica debería haber estado colgada aquí hace ya algo de tiempo, pero entre el trabajo y vicisitudes varias de la vida, no he tenido ocasión de terminarla... hasta hoy.

Tras la planificación inicial, preparativos y el típico etc., el viernes salí de trabajar a mi hora habitual y, tras pasar por casa a hacer la maleta, emprendimos camino hacia el autobús cuya parada, por suerte, estaba cerca de casa. De hecho, tuvimos que ir media hora antes porque al señor de la agencia le dio la real gana de, sin aviso, adelantar la salida del "sleeper bus" que nos llevaría a Bangalore, capital del estado de Karnataka, a unos 600 km.

Era la primera vez que cogíamos un "sleeper bus", y estábamos bastante ilusionados con la idea, ya que a la vuelta de Hampi tuve la ocasión de subir a uno y ver que estaba muy bien y sería una manera más cómoda de pasar la noche. Como su nombre indica, es un autobús "donde se duerme", es decir, que en vez de asientos reclinables tiene camas. El que vi en Hospet tenía a un lado camas dobles y al otro camas individuales. A su vez, todas éstas se distribuían en camas arriba y abajo, con lo que el bus, en su interior, se dividía en 4 partes, por decirlo de alguna manera. De hecho pensábamos inicialmente que el que nos iba a llevar en este viaje sería así, pero al entrar nos dimos cuenta de que no era así: éste tenía habitáculos con 4 camas distribuidas en 2 literas.

El concepto de viajar durmiendo en una cama es maravilloso... en un país con carreteras decentes, claro. En India, no sabes cuándo va a llegar ese bache que te va a despertar o que te va a sorprender levitando, como Shiva en su nirvana. Tras esta experiencia puedo afirmar que, aunque haya sido por unos segundos, he volado. Por el otro lado, como esta buena gente no tiene el mismo concepto de alimentación que nosotros (en su mayoría por el tema del vegetarianismo extremo, y por ende, no comen casi carne), están "más canijos", y con lo cual, su estatura es más reducida que la de los europeos... con esto quiero decir que yo, con mis 186 cm de longitud, no puedo dormir estirado, con lo que la famosa postura del "feto" o como la llamamos Ana y yo, la del "koala", es la más socorrida y apreciada.

La sorpresa llegó cuando, en mitad de la nada, el autobus paró, y no estábamos en Bangalore. Algo pasaba. Cómo no, sin informarnos y con mucha prisa, nos hicieron bajar del bus y coger nuestro equipaje. Tras tomar un chai, vimos cómo toda la gente que viajaba con nosotros se abalanzaba sobre un autobús que, como diría el gran Eduardo Mendoza, era "un punto por encima de cutre y cuatro por debajo de decente". Nos pagamos el billete y allí echamos una minisiesta hasta Bangalore, aún desconociendo los motivos, pero suponiendo que lógicamente el autobús se había averiado.

La primera impresión acerca de la ciudad fue "es diferente"... mucho parque, mucha tienda, mucho movimiento. Desde donde nos dejó el bus hasta el hotel dimos un agradable tour por la ciudad que nos ayudó a ver cuán diferente era de la Hyderabad en la que estamos acostumbrados a vivir, sobre todo por algo que puede parecer en principio una minucia: había aceras para caminar. Parece que no, pero aquí es algo que la gente proviniente de una "sociedad civilizada" apreciamos, y así evitamos jugarnos la vida cada dos por tres por el mero hecho de andar por la calle.

El hotel estaba muy bien y bastante céntrico, y tras dejar "los trastos" y darnos una ducha, decidimos salir "ar calle" a dar una vuelta. Estábamos muy cerca de Brigade Road, que a mí particularmente me recordó a cualquier calle de UK, con tiendas a los lados y con un estilo muy europeo, como ya nos comentó la gente antes de emprender este viaje. La juventud aquí vestía de manera bastante diferente a como estamos acostumbrados a ver en nuestra Hyderabad: ropa actual, mangas cortas y vaqueros decían adiós a las largas túnicas, hiyabs y saris. Se respiraba juventud y libertad (aparente, por supuesto).

Una larguísima MG Road (Mahatma Gandhi Road, la hay en casi todas las ciudades) casi divide la ciudad y es inevitable, en cualquier momento del día, no pasar o cruzar por ella. Pocos templos y muchas iglesias... probablemente es la ciudad con más iglesias y colegios católicos que haya visto en mi vida. Eso sí, la catedral... decepcionante en todos los sentidos, pero sinceramente no se puede pedir más.

El fin de semana nos lo tomamos en general con mucha tranquilidad y no nos queríamos agobiar en ver esto o aquello: el objetivo era dejarnos llevar. Asistimos a unas jornadas de Silicon India acerca de aplicaciones Android para móviles, pero tras unas cuantas ponencias, decidimos que hacer cualquier otra cosa sería más fructífero, ya que escuchar a ponentes que lo más parecido a una presentación que habían hecho en su vida era recitar la tabla de multiplicar del 1 era un poco desconcertante y falto de contenido. Así que optamos por pasear por el Fuerte (pequeño, bonito y austero), por el Palacio (idem eadem idem) y por los templos cercanos (una maravilla, como prácticamente todos). Por la noche decidimos disfrutar de una cena y una cerveza en probablemente el mejor sitio de la ciudad... la terraza de un piso 16 con vistas de la ciudad iluminada bajo nosotros, en medio de un agradable entorno juvenil, a un precio bastante razonable.

Al día siguiente y bastante descansados, nuestro pequeño objetivo era ver algo más de la ciudad. Un conductor de auto nos llevó a varios sitios gratis con la condición de ir a "tiendas de souvenirs para turistas", donde evidentemente no compramos nada, y menos a "precio de turista". El truco estaba en que si el conductor de auto llevaba gente, comprara o no, le daban un ticket de gasolina, y a nosotros, como no teníamos prisa alguna, pues no nos importó. Tras pasar por 3 tiendas, decidimos que jugar al turista no era ya tan divertido y que preferíamos hacer camino por nuestra cuenta, así que prescindimos de los servicios del caballero y emprendimos camino al centro mercantil: el mercado de la ciudad, con su impresionante mezquita y sus calles abarrotadas de gente, como si del Rastro de Madrid estuviéramos hablando.

Y de allí, al Jardín Botánico. Todo estaba muy bien arreglado y cuidado, pero la distribución era un poco caótica y a veces te dirigías (por las indicaciones) a ver algo que finalmente no encontrabas. Tras la agradable visita, finalmente fuimos a donde yo realmente quería a toda costa ir: el templo de Shiva. Imaginaos que vais al Corte Inglés de cerca de Sol (Madrid) y allí veis instalado Cortylandia... bien, pues esa es más o menos la impresión que me causó, y afortunadamente Shiva no cantaba ninguna canción absurda. Muchísima gente, muchísimos mostradores y muchísimos "packs de pooja" para hacer ofrendas... digamos que nos encontramos en un "supermercado de religión". En el centro del recinto, un magnífico Shiva de unos 30 metros de altura y hecho como de cartón piedra (pero del bueno) presidía su templo mientras, a un lado, un pequeño grupo de música cantaba y tocaba en directo mientras una pantalla iba mostrando la letra para que el que quisiera acompañara con su voz. A pesar de ser algo bastante extraño, a mí me encantó... a fin de cuentas, Shiva, Ganesh y la "historia de la familia" es lo que más me interesa de momento de la mitología hindú.

El fin de semana ya estaba a punto de terminar, pero antes de coger el autobús de vuelta a Hyderabad pudimos disfrutar (en su máxima expresión) de un par de filetes de ternera de la buena (y pondría en un neón TERNERA DE LA BUENA) en "The only place", un sitio en Church Road donde puedes deleitarte con los placeres de la carne (como podéis apreciar, es algo muy muy extraño aquí en India). Así que, con el estómago lleno y sin más incidentes, dijimos adiós a Bangalore... o es más bien un hasta pronto?

jueves, 3 de noviembre de 2011

Dharmakarma

El camino de la virtud es el camino por el que se rige todo el universo, así como el propio individuo en términos singulares. Es la fuerza invisible que decide el destino del mundo, y el que cada uno elige llevar para así contribuir al equilibrio innato de las fuerzas del bien contra el mal. Aunque suene muy épico, creo en ello.

El dharma alude a la actitud frente a la vida, expresando una ética no escrita que se supone hace girar el globo terráqueo, una confluencia de energías positivas y negativas que llevan al equilibrio de la vida, tal y como la conocemos. Es, a fin de cuentas, una interrelación que evita el colapso de la civilización gracias a la existencia de la dualidad que, de manera natural, procura un balance en la existencia.

El karma sin embargo se basa en el principio físico de la "acción-reacción" (y repercusión). Según se estamenta, nuestro destino se decide principalmente en las acciones que desempeñamos, buenas o malas, y que éstas, a posteriori, pasan factura positiva o negativa. Según las filosofías orientales, la recompensa o el castigo puede llegar en esta vida o en otra futura, y las acciones pueden ser las realizadas en esta vida o en otra anterior. Exceptuando la parte violenta en algunos concretos casos, a mi juicio sería como una "Ley del Talión", y por lo cual se supone que, aunque la vida dé muchas vueltas, en el fondo nuestro universo particular no sólo está decidido por nuestras acciones ni por las de un Ser Supremo, sino también por nuestra interacción individual con nuestro entorno.

Trasladándolo a nuestras costumbres occidentales, puede ser un poco como se le dice a los niños pequeños: "Pórtate bien, que si no, no vienen los Reyes Magos"... o como me acabo de acordar, "De lo que das, recibirás". Así que a portarse bien toca.

Las dos caras de la India

Hay dos formas de conocer India: viajando y viviendo.

Todo el mundo que viene a India, por regla general, ven la hermosa India del norte (Delhi, Agra, Varanasi...) y vuelve maravillada diciendo que todo es precioso, que la gente es muy agradable y en general, que han vivido una experiencia muy gratificante. Grupos organizados, guías políglotas que te llevan de la mano a ver lo mejor, hoteles de muchas estrellas y sólo una o dos semanas de viaje... así se disfruta hasta en el infierno. Por el otro lado, existe también el viajero de "tiempo sabático", que experimenta la vida en este país sin ningún tipo de ataduras excepto el tiempo y el dinero, pero con una completa libertad para saborear con paciencia lo que esta tierra tiene que ofrecer... viajando de norte a sur y de este a oeste, uno puede deleitarse con, incluso, la oportunidad de "encontrarse a uno mismo".

Luego estamos los que vivimos la India en sentido literal: vivimos aquí. Por regla general, la adaptación es un proceso que uno nunca sabe cuándo va a terminar exactamente, y dependiendo de la ciudad puede ser más o menos intenso. Con total seguridad, alguien que vive en Chennai no vive igual que alguien que resida en Gujarat, Kolkata, Mumbai, Bangalore o Hyderabad. Y a mí en concreto me ha tocado la fea, gorda, coja y desagradable Hyderabad para bailar.

Seguramente si me hubiera tocado alguna de las ciudades "guapas", quizá vería la vida con otros ojos, pero realmente ésta no es la ciudad más bonita del mundo, ni muchísimo menos. En cuanto al ambiente, está hipercontaminado, tanto acústica como higiénicamente hablando, gracias a la contribución del altísimo número de vehículos que por sus calles (por llamarlas de alguna manera) circulan, el poco civismo de la gente que tira cualquier cosa a la calle (objetos, basura, esputos de "pan"-mezcla de hierbas "aromáticas" que la gente gusta mucho de mascar- orina y heces entre otros) y la maravillosa atracción de porquería por doquier. Por ejemplo, limpias la terraza y por arte de magia y (con perdón) mierda, se te transforma en una magnífica mezcla de trabajo en vano con más suciedad de la que antes de limpiar había. Y del ruido, ni hablemos... desde la calle hasta el lugar de trabajo, donde en todos y cada uno de los pisos están haciendo obras y el delicioso daño que hacen a los oídos llorar de rabia y de coger al de la máquina de turno y metérsela por el...

La sociedad en general es bastante decadente en cuanto a maneras, y mientras uno intenta respetar las colas por ejemplo, la gente está costumbrada a pasárselas por donde les place y a ponerse ellos los primeros. Es bastante gracioso, ya que muchos autobuses rezan: "In India, it's always you before I" (En India, siempre tú vas antes que yo). Qué bonito es soñar. La mayoría de la población no conoce el respeto ni el derecho a la intimidad ni valores de convivencia normales. Sé de sobra que por mucho que quisiera, no podría cambiar el tercer mundo, pero la gente se piensa que, como eres extranjero, eres algo parecido a un cajero automático con piernas... e incluso, si das alguna monedilla a alguna persona de la calle, hasta te piden más. Asimismo, al parecer la clase alta es la que más falta tiene de educación pues ya que tienen dinero, no la necesitan y sólo se limitan a vivir vidas estrafalarias y a gastar de manera incontrolada (por lo menos le hace bien a su país y a su ciudad). La pena de todo esto es el gran abismo que hay de los unos a los otros, aunque en el fondo comparten lo mismo en su mayoría: la falta de respeto y de educación.

Parece que me estoy quejando de este país, pero no es así: lo estoy describiendo. Eso sí, tengo que reconocer que este país tiene también cosas maravillosas, pero de eso ya hablaré en otro momento... voy a ver si molesto a alguien por una rupia y le echo un vistazo más de cerca a las dos caras de la moneda.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

...to be continued

Lamento mucho no haber seguido con la sana costumbre de actualizar el blog, pero tengo que decir sinceramente que ha sido porque han acontecido muchas cosas últimamente y mi mente no ha sabido darles prioridad a la hora de publicarlas.

Afortunadamente, tengo varios frentes literarios abiertos con los que espero deleitaros, como por ejemplo el viaje a Bangalore, el viaje a Goa o, por ejemplo, una entrada titulada "Las dos caras de la India" o "Shiva y su familia".

Próximamente, en sus pantallas... paciencia... to be continued.