lunes, 26 de diciembre de 2011

Un año 2011

"En estas fechas tan señaladas" y "en un marco incomparable" (además de muchas más coletillas periodísticas), aprovecho, tal y como hizo el Rey, para hacer mi propio Manifiesto Navideño...

Para mí el 2011 ha sido un año poco más que raro: viví la crisis en España en toda su inmensidad buscando trabajo desesperadamente, hasta en Carrefour o Mercadona... estuve a la espera de un trabajo como diseñador del grupo EF en Suiza y de otro en Singapur... me fui a Inglaterra a entregar CVs a mansalva, sin descanso... volví a España, empaqueté una casa llena de cajas con pequeñas partes de toda mi vida... dejé todo en mi tierra y me vine a Hyderabad, India, a trabajar como Profesor de Diseño Multimedia en Raffles Millenium International... cambié de occidente a oriente con todo lo que conlleva, y sus trámites, y sus papeleos... entre mi novia y yo hicimos millones de papeles para que ella pudiera venir a compartir esta loca aventura conmigo... hemos conocido un país tan famoso pero a la vez tan desconocido (y seguimos conociéndolo), con base de operaciones en la capital del estado con la comida más picante... y estamos sobreviviendo a la Navidad. Aunque haya sido un resumen, debo confesar que en unos segundos he recorrido todo el año de inicio a fin, de las risas a las lágrimas... y me he quedado un poco impactado por el vértigo. Si me llegan a preguntar a finales de 2010 acerca del 2011, seguramente no hubiera acertado ni una de las frases que en este párrafo han resumido mi año, este año, que ya toca a su fin.

Ya con la edad de Jesucristo me he visto en la obligación moral de una pequeña cura de salud autodiagnosticada, y con la imperiosa necesidad de vivir mejor, más feliz, de escucharme más, en todos los sentidos. Hasta mi partida no habían pasado muchas cosas realmente relevantes, y fue justo venirme y empezar la primavera en Murcia, el bando de la huerta, el Entierro de la sardina, el 15M, el terremoto de Lorca, el SOS, la muerte de mi bisa, cumpleaños importantes... que quizá no sean los eventos más señalados para vuestros calendarios, pero que para mí, en la distancia, han supuesto mucho y me ha costado mucho (dependiendo del caso) superar.

Afortunadamente, estoy muy bien acompañado. No es que no lo supiera antes, pero sí que es cierto que este año me he dado cuenta de que no sólo tengo una novia excelente, sino que he encontrado a mi mejor amiga, a la mejor compañera de viaje, a la mejor persona para estar de fiesta, a la mejor compañera de piso... entre otras maravillosas cualidades que tengo la suerte de apreciar y disfrutar cada día a su lado. Y cómo no, gaTuna ha demostrado ser una auténtica cazadora y muy buena mascota... la queremos como si fuera casi una hija. Gracias a ambas, mi vida ha pasado de ser una escala de grises a un multicolor donde cada día, al despertarme y verlas a ambas cerca de mí, agradezco a la vida haberlas conocido.

Y aunque esté bien lejos, valoro cada vez más a mi familia... las fiestas, por momentos, son duras sin estar a su lado. Oír su voz de vez en cuando me hace sentirme un poco más cerca de ellos, y los tengo muy muy cerca... en concreto, aquí dentro de mi corazón, y a todas horas me acuerdo de ellos: mi padre, mi madre y mi hermana... mis abuelas... mi tata... mis tíos y mis primos. Su recuerdo me ha dado mucha alegría y mucha nostalgia a la par, pero dicen que el que no siente no vive... y puedo decir que he vivido.

Mis amigos... esparcidos por el mundo por la crisis. Estéis donde estéis, sigo pensando en vosotros, en todos los momentos que hemos podido compartir, y sueño con más futuros momentos. De toda la vida, de la playa, de la música, del trabajo... da igual de dónde hayáis llegado: os agradezco que sigáis ahí y que de vez en cuando, como yo con vosotros, os acordéis de mí.

Mi propósito para 2012 será sencillo: voy a aportar mi granito de arena para que este mundo sea un poquito mejor, aunque sea en intención. Creo que no me debería costar mucho ser lo más agradable que pueda, tener paciencia con las adversidades que se me presenten y cuando surja un problema, buscar una solución... sin hacer mucho ruido, sin enfadarme, sin desesperarme. Si sonríes a la vida, dicen que la vida te sonríe también... y quiero una vida sonriente, una vida feliz, una vida sencilla. Y quiero que no sea un propósito, quiero hacerlo un lema de vida, mi leit motif... yo por si acaso, os deseo un muy feliz 2012 y que entre todos los pequeños granitos de arena consigamos hacer un gran desierto de paz y de esperanza, una nueva era en la que la crisis sea una palabra que podamos olvidar y que, si hace falta una revolución social, así sea, pero para mejor, que para ir a peor, nos quedamos como estamos que ya está bien!

domingo, 11 de diciembre de 2011

Gaju

La primera vez que lo conocí fue en mi casa con motivo del cumpleaños de Usama, que celebramos en mi casa. Iba acompañado de su novia, y entre los tres nos reímos de lo complicadas que son a veces las relaciones de pareja pero que como se suele decir, "al final siempre triunfa el amor". Me alegró mucho ver una pareja tan compenetrada, simpática y moderna. Ella estaba de vacaciones y pronto volvería a UK, mientras él seguiría por aquí intentando encontrar un trabajo en condiciones.. Estarían separados mucho tiempo, pero no les importaba.

Cuando me enteré ayer noche de que Gaju ya no estaría entre nosotros, no me lo podía creer. La última vez que lo vi fue en mi casa, en la terraza, pasando un buen rato en compañía, con la guitarra cantando "Jeremy", de Pearl Jam. Desde entonces, y como todo el mundo, hemos estado ocupados con nuestras respectivas vidas y no ha surgido la oportunidad del reencuentro. Este mediodía iré a rendirle mis respetos a su familia y a darle el último adiós.

Fue un accidente en la moto, y Usama iba con él, aunque salió mejor parado por suerte. Perdón por la expresión, pero... puta manía de no llevar casco en la moto!!! Con lo baratos que son y lo poco que cuesta ponérselos... y con el infernal tráfico de esta ciudad, donde todo el mundo se cruza sin avisar, no hay semáforos y las carreteras no son ni mucho menos firmes. Como he oído ya varias veces... no hay más accidentes porque Vishnu no quiere.

Nazia ahora está llegando de UK para despedirse del hombre que la había llenado con tantas alegrías, y junto a quien había soportado la distancia en el amor; un amor profesado y sentido que aun a pesar de doler, les animaba a pensar que un día más era un día menos. La vida no es justa, pero aún lo es menos cuando hablamos a veces de amor.

Lamento no haber podido coincidir más con él. Sé que se suele decir mucho, y más cuando una persona muere, pero de verdad lo siento. Ojalá hubiera podido coincidir más con él. Me acordaré siempre de su única ceja y de su sempiterna sonrisa; de su bondad y de su suavidad al hablar; de su amistad desinteresada y de su buen karma.

Descansa en paz, amigo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Goa: el paraíso

Como reza el título, es, efectivamente, el paraíso. Quizá mirándolos con otros ojos, frescos o recién llegados, podría quizá no ser para tanto, pero creo que no me equivoco, y por muchos motivos. Este viaje lo hicimos ya hace casi dos meses, por Diwali y aprovechando el puente que había, de miércoles a domingo.

La ida la hicimos el semi-sleeper, y afortunadamente la carretera no tenía demasiados baches. La llegada suele ser a Panjim (o Panaji), donde el viajero decide tomar el camino del norte o del sur. El norte, como todo el mundo comenta, es la zona de la marcha y de los hippies, mientras que el sur es la zona de la tranquilidad y el relax.

Comenzamos nuestro viaje por el norte, por Anjuna. Se dice que es aquí donde acontecen las mejores raves y donde está el mayor hippie de Goa, aunque nosotros no viéramos mucha cosa fuera de lo normal. La verdad es que la playa no era muy grande e incluso parecía más pequeña por el grupo de vacas que se paseaban por la mañana. La arena, dorada con reflejos antracita debido al fondo mineral, se mecía levemente en la orilla con el "rompío" de las pequeñas olas. No demasiada vegetación ni mucha gente en la playa... según dicen, la gente se reserva para por la noche. Al dejar las cosas en la habitación, unos delfines nos saludaron desde el mar mientras nos tomábamos una muy merecida cerveza fría. Nos alojamos en http://www.saiprasadgoa.com/.

Aprovechamos para visitar Baga Beach, no muy lejos de allí en moto, y la verdad es que me recordó mucho a la zona del rompeolas del Galúa, en La Manga, pero con el eje vertical invertido y con chiringuitos. Eso sí... mucha mucha gente. Se delimita la zona habilitada para el baño y el personal de la "Cruz Roja" de aquí (que viste casi como la selección española de fútbol) controlan a los bañistas hindis desde una silla elevada en la orilla y con un megáfono desde una lancha por detrás de las olas. Y hablamos que las olas no superaban el medio metro, pero al parecer esta gente ni sabe lo que es un bañador ni mucho menos nadar, con lo que se quedan cerca de la orilla.

Y aprovechando la ocasión haré un inciso: ellas se bañan casi cubiertas o/y vestidas y ellos con la ropa interior. Hablo de l@s indi@s, por supuesto. Por un lado me desagrada esa desigualdad a la hora de vestir en la playa: ellas muy cubiertas y ellos todo lo contrario. Pero es que, por el otro lado, ellos tienen un gusto horroroso para la ropa interior, y a veces conjuntan esos calzoncillos slip raquíticos con una camiseta interior sin mangas blanca, de las de toda la vida... y os aseguro que por un lado es gracioso verlos pero por el otro da un poco de cosa... como grimilla y todo eso.

Volviendo a Baga... todo el mundo se agolpa en el agua en un espacio muy reducido y controlados por los vigilantes de la playa de turno... y al salir de bañarte, el abordaje de los vendedores de cualquier cosa, que no se dan cuenta de que acabas de salir de darte un baño y que, aunque quisieras comprarles algo, evidentemente no llevas la cartera encima.

De vuelta a Anjuna, el paseo por el mercadillo (el Flea Market) fue bastante agradable, cerca de la playa, con millones de puestos para comprar prácticamente cualquier cosa. Varios restaurantes rebosaban de gente escuchando música en directo y tomando algo, mientras el resto de visitantes veía, negociaba y compraba.

A la mañana siguiente, rumbo al sur, que era realmente lo que necesitábamos como cura de Hyderabad: tranquilidad, playa y buenos alimentos. El primer destino, Agonda, era bastante más desierto de lo que pensábamos, pero el alojamiento tenía muy buena pinta: cabañas nuevas, a 50 metros de la orilla, y muy bien acabadas, pero con el baño fuera y sin techo. De hecho, por la mañana, al lavarnos los dientes saludamos a un macaco que se hallaba a dos metros de nosotros.

La playa era bastante ancha y larga, y terminaba en su parte más occidental en un pequeño peñón bajo el cual se encontraba una minúscula aldea de pescadores que subsisten: ellos, de la pesca en barco con red; ellas, de la recogida de moluscos de las rocas. Por la tarde, un grupo de chiquillos jugaba al cricket en la orilla, y ocasionalmente se veía a alguien pasear por la playa, pero por regla general, allí se paraba el tiempo.

Cerca de nuestro "resort" se iba a oficiar una boda de extranjeros, con elefante y todo. En definitiva, muy tranquila. Y por suerte, el dueño era primo de nuestro amigo Harish y la noche nos salió gratis.

Como último destino, decidimos probar con Palolem, cerca de Agonda (tardamos unos quince o veinte minutos en llegar). Simplemente la visión de la bahía, toda abrigada por palmeras, con arena fina y blanquecina, con poca gente... pensamos que quizá ésta sí que iba a ser nuestra playa. El alojamiento era bastante barato y estábamos a unos diez o cuarenta metros de la orilla (dependiendo de la marea), y desde nuestro porche veíamos el mar... qué más se puede pedir?

Por toda la extensión de la playa se distribuyen chiringuitos y "resorts de cabañas", y en ocasiones, dos en uno. Nosotros, particularmente elegimos un restaurante (Hi-Tide) que tenía tumbonas con sombrillas para tomar el sol, y allí nos hicimos fuertes todos los días. Podíamos despreocuparnos de nuestras cosas e irnos a bañar cuando quisiéramos, pedir la comida y volver a comer... y todo el día consumiendo no nos costaba más del equivalente a 13 € entre los dos (cervecitas, comida, postre, café, cervecitas, cena, postre y copa/s).

Por la mañana temprano, una buena opción fue hacer un viajecito en barco por los alrededores, con un pescador simpático y cantarín. Nos paseó por Butterfly Beach, Monkey Island y Honeymoon Beach, pero nuestro objetivo era ver delfines, y lo conseguimos. Era un grupo reducido, de unos 5 ejemplares, pero con la confluencia de otras tres barquichuelas no fue fácil hacerles un buen seguimiento para conseguir buenas fotos (entre los ruidos de los motores y los residuos del combustible en el agua, los pobres delfines no estaban cómodos).

En todo Goa, lo mejor es que tanto la comida como la bebida y el alojamiento son muy muy económicos, y sobre todo, la comida no es picante. De hecho, además de no ser picante, está exquisita, y tanto el pescado como el marisco local son excelentes y muy económicos. Y al no haber tanta restricción para conseguir una licencia para vender alcohol, aquí en Goa el precio es casi tres veces menor que en Hyderabad, y por 35 rupias (50 céntimos de euro), te puedes tomar un tercio de Kings (cerveza local) en un bar, mirando al mar.

En Palolem no hay tanto turista ni hay tanto paisano hindustaní; no hay agobio de vendedores/as en la playa; no hay aglomeración ni es una playa desierta; la vegetación colindante hace la vista muy agradable... sin duda, es el paraíso.

Pd.- Por cierto... vamos a pasar la Nochevieja en Palolem.

martes, 29 de noviembre de 2011

Pune // NH7 Weekender Festival 2011

Con motivo del NH7 Weekender Bacardi Festival 2011 en Pune, allá que fuimos con ganas de desconectar un poco y pasarlo bien, que nos lo merecíamos, ya que el viaje de Goa quedó atrás y tanto tiempo en Hyderabad termina siendo malo para la salud.

El sleeper bus con el que fuimos no estaba mal, y a la ida fuimos delante, en nuestra cama doble, y a la vuelta, con la misma compañía, en la parte trasera. Afortunadamente, tanto delante como detrás, ambos viajes fueron agradables, sin muchas turbulencias y conseguimos descansar lo suficiente. Lo curioso de todo es que, vayas donde vayas, siempre tardas 12 horas y por la noche (mejor). Tanto si vas a algún sitio dentro de Andhra Pradesh como si sales a Goa, Pune, Bangalore, Hampi (los viajes que hemos hecho)… se tarda una noche, y si tienes sleeper bus con plazas que vaya tu destino has triunfado, pues cuesta lo mismo que un bus semi sleeper (de los de respaldo de toda la vida) y por experiencia propia, se viaja mucho mejor.

Lo bueno y lo malo de Pune, en mi opinión, es que es una ciudad cualquiera. No brilla en particular por nada y podría pasar inadvertida en cualquier mapa si no pusieran su nombre. Es bastante grande en extensión y sus calles son sencillas, y en el centro hay grandes avenidas con aceras a ambos lados y de un único sentido, organizadas de forma cuadricular, lo que hace que el centro sea muy sencillo a la hora de orientarse. En la zona céntrica, como toda “ciudad evolucionada” de India que se preste, centros comerciales, restaurantes de comida rápida y tiendas de marcas de moda le imprimen un aire más moderno, y a diferencia de Bangalore, en Pune, la MG Road es más estrecha en comparación pero con algo más de encanto, más íntima. Pune, a pesar de todo, es una ciudad totalmente normal.

Como cualquier ciudad grande, en los extraradios de Pune se pueden observar nuevos barrios surgiendo de la nada. Bloques de agradables edificios con buen gusto cromático que comparten zonas comunes frente a gigantes cementados de mil viviendas, subiendo bien alto en el cielo... donde la expansión de la urbe empuja a los residentes. Pese al contraste, se ve como una buena zona para vivir y la arquitectura es agradable a la vista. En uno de estos barrios, en Magarpatta City (el equivalente al Hi-Tech City de Hyderabad), y más concretamente en Laxmi Lawns, era donde se desarrollaba el festival.

La organización del festival era más que correcta, aunque al ser nuestra primera vez, lógicamente estábamos algo perdidos, pero gracias al mapa del recinto y un par de vueltas, todo se mostraba bastante más sencillo. Como es habitual, diferentes escenarios con diferentes estilos musicales y, a su vez, direrentes barras (con diferentes cócteles y bebidas disponibles) y diferentes tiendas donde comprar chominás o comida.

En referencia a la bebida, se echaba de menos la cerveza (bebida universal, como el agua) pero a falta de pan, bueno es un mojito. Las dos opciones eran optar por una copa o por un cubo (bucket, o su famosa traducción al castellano: mini). Preferimos un cubo (o más bien, la cubitera, la cual está en casa), ya que salía mejor económicamente y así tampoco teníamos que estar pendientes de volver a repostar con más frecuencia. Triunfaron las cubiteras de mojito y las de ron oscuro (con ciertos aromas a mora) con sprite y un chorrazo de limón (Murcia representando, siempre!!!). Y en cuanto a la comida, cuando apretaban las hambres y como es lógico en estas circunstancias, tocaba hacer cola pero afortunadamente el precio era razonable y el “condumio” estaba bueno.

Daba gusto estar allí, por todo: la gente actuaba y se movía de forma bastante responsable y era bastante agradable; los baños estaban limpios, fueras a la hora que fueras; en la barra no esperabas más de 5 minutos para que te sirvieran; todas las bandas sonaban genial y sinceramente el nivel de los grupos era bastante más elevado de lo que pensaba. En general, un festival muy bien planteado.

Creo que debo remarcar ciertas bandas/conciertos que realmente llamaron mi atención:

- The circus: A mi juicio, una banda joven y con mucho futuro. Por momentos me recordaban a Soundgarden, o a System of a Down, o quizá a Incubus… si tenéis la oportunidad, escuchadlos y juzgarlos por vosotros mismos. El concierto, brillante. http://nh7.in/thecircus/

- B.R.E.E.D.: Varios días antes ya escuché cosas y de antemano ya me enganchó el sonido: siempre me ha encantado el drum n bass, el jungle y el hiphop… y DJ Nasha los conjugó a la perfección en una sesión que, pese a tener “problemas técnicos” a los 10 minutos de empezar con todo el “subidón”, luego continuó como si nada hubiera pasado. Sinceramente, un concierto impresionante. http://djnasha.com/breed/

- Ayush Shrestha: Un cantautor que sólo tuvo 10 minutos para dar su concierto, ya que el retraso del escenario Dewarists hizo que su tiempo de actuación se redujera drásticamente y que la gente pidiera más. Su estilo, muy personal y ameno, con un timbre de voz que se desmarcaba de la guitarra pero que, en conjunto, dibujaban una melodía encantadora. http://www.facebook.com/ayushmusic?sk=info

- Reggae Rajahs VS Bass Foundation: Duelo de bandas en torno al reggae, y lo único que puedo decir es que fueron 2 horas y algo en las que no pudimos parar ni un momento, ya que sonaba un temazo tras otro, y por mucho que las bandas intentaran dividir al público asistente, realmente todos éramos una masa a tope, dándolo todo. http://www.reggaerajahs.com/ http://www.facebook.com/bassfoundation

Realmente me estoy dando cuenta de que, por mucho que pueda escribir acerca del festival, no puedo describir esa sensación de satisfacción que me invade cuando recuerdo lo bien que estábamos, así que el año que viene habrá que repetir sin duda y traer más documentación gráfica y audiovisual (de este año la hay, pero hay que retocarla, sobre todo los audios, pero poco a poco). Viva el NH7 Weekender!!!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Bangalore

Bueno, la verdad es que como suelo decir, me encantaría tener más tiempo para escribir, pero lamentablemente, estoy muy ocupado viviendo... Esta crónica debería haber estado colgada aquí hace ya algo de tiempo, pero entre el trabajo y vicisitudes varias de la vida, no he tenido ocasión de terminarla... hasta hoy.

Tras la planificación inicial, preparativos y el típico etc., el viernes salí de trabajar a mi hora habitual y, tras pasar por casa a hacer la maleta, emprendimos camino hacia el autobús cuya parada, por suerte, estaba cerca de casa. De hecho, tuvimos que ir media hora antes porque al señor de la agencia le dio la real gana de, sin aviso, adelantar la salida del "sleeper bus" que nos llevaría a Bangalore, capital del estado de Karnataka, a unos 600 km.

Era la primera vez que cogíamos un "sleeper bus", y estábamos bastante ilusionados con la idea, ya que a la vuelta de Hampi tuve la ocasión de subir a uno y ver que estaba muy bien y sería una manera más cómoda de pasar la noche. Como su nombre indica, es un autobús "donde se duerme", es decir, que en vez de asientos reclinables tiene camas. El que vi en Hospet tenía a un lado camas dobles y al otro camas individuales. A su vez, todas éstas se distribuían en camas arriba y abajo, con lo que el bus, en su interior, se dividía en 4 partes, por decirlo de alguna manera. De hecho pensábamos inicialmente que el que nos iba a llevar en este viaje sería así, pero al entrar nos dimos cuenta de que no era así: éste tenía habitáculos con 4 camas distribuidas en 2 literas.

El concepto de viajar durmiendo en una cama es maravilloso... en un país con carreteras decentes, claro. En India, no sabes cuándo va a llegar ese bache que te va a despertar o que te va a sorprender levitando, como Shiva en su nirvana. Tras esta experiencia puedo afirmar que, aunque haya sido por unos segundos, he volado. Por el otro lado, como esta buena gente no tiene el mismo concepto de alimentación que nosotros (en su mayoría por el tema del vegetarianismo extremo, y por ende, no comen casi carne), están "más canijos", y con lo cual, su estatura es más reducida que la de los europeos... con esto quiero decir que yo, con mis 186 cm de longitud, no puedo dormir estirado, con lo que la famosa postura del "feto" o como la llamamos Ana y yo, la del "koala", es la más socorrida y apreciada.

La sorpresa llegó cuando, en mitad de la nada, el autobus paró, y no estábamos en Bangalore. Algo pasaba. Cómo no, sin informarnos y con mucha prisa, nos hicieron bajar del bus y coger nuestro equipaje. Tras tomar un chai, vimos cómo toda la gente que viajaba con nosotros se abalanzaba sobre un autobús que, como diría el gran Eduardo Mendoza, era "un punto por encima de cutre y cuatro por debajo de decente". Nos pagamos el billete y allí echamos una minisiesta hasta Bangalore, aún desconociendo los motivos, pero suponiendo que lógicamente el autobús se había averiado.

La primera impresión acerca de la ciudad fue "es diferente"... mucho parque, mucha tienda, mucho movimiento. Desde donde nos dejó el bus hasta el hotel dimos un agradable tour por la ciudad que nos ayudó a ver cuán diferente era de la Hyderabad en la que estamos acostumbrados a vivir, sobre todo por algo que puede parecer en principio una minucia: había aceras para caminar. Parece que no, pero aquí es algo que la gente proviniente de una "sociedad civilizada" apreciamos, y así evitamos jugarnos la vida cada dos por tres por el mero hecho de andar por la calle.

El hotel estaba muy bien y bastante céntrico, y tras dejar "los trastos" y darnos una ducha, decidimos salir "ar calle" a dar una vuelta. Estábamos muy cerca de Brigade Road, que a mí particularmente me recordó a cualquier calle de UK, con tiendas a los lados y con un estilo muy europeo, como ya nos comentó la gente antes de emprender este viaje. La juventud aquí vestía de manera bastante diferente a como estamos acostumbrados a ver en nuestra Hyderabad: ropa actual, mangas cortas y vaqueros decían adiós a las largas túnicas, hiyabs y saris. Se respiraba juventud y libertad (aparente, por supuesto).

Una larguísima MG Road (Mahatma Gandhi Road, la hay en casi todas las ciudades) casi divide la ciudad y es inevitable, en cualquier momento del día, no pasar o cruzar por ella. Pocos templos y muchas iglesias... probablemente es la ciudad con más iglesias y colegios católicos que haya visto en mi vida. Eso sí, la catedral... decepcionante en todos los sentidos, pero sinceramente no se puede pedir más.

El fin de semana nos lo tomamos en general con mucha tranquilidad y no nos queríamos agobiar en ver esto o aquello: el objetivo era dejarnos llevar. Asistimos a unas jornadas de Silicon India acerca de aplicaciones Android para móviles, pero tras unas cuantas ponencias, decidimos que hacer cualquier otra cosa sería más fructífero, ya que escuchar a ponentes que lo más parecido a una presentación que habían hecho en su vida era recitar la tabla de multiplicar del 1 era un poco desconcertante y falto de contenido. Así que optamos por pasear por el Fuerte (pequeño, bonito y austero), por el Palacio (idem eadem idem) y por los templos cercanos (una maravilla, como prácticamente todos). Por la noche decidimos disfrutar de una cena y una cerveza en probablemente el mejor sitio de la ciudad... la terraza de un piso 16 con vistas de la ciudad iluminada bajo nosotros, en medio de un agradable entorno juvenil, a un precio bastante razonable.

Al día siguiente y bastante descansados, nuestro pequeño objetivo era ver algo más de la ciudad. Un conductor de auto nos llevó a varios sitios gratis con la condición de ir a "tiendas de souvenirs para turistas", donde evidentemente no compramos nada, y menos a "precio de turista". El truco estaba en que si el conductor de auto llevaba gente, comprara o no, le daban un ticket de gasolina, y a nosotros, como no teníamos prisa alguna, pues no nos importó. Tras pasar por 3 tiendas, decidimos que jugar al turista no era ya tan divertido y que preferíamos hacer camino por nuestra cuenta, así que prescindimos de los servicios del caballero y emprendimos camino al centro mercantil: el mercado de la ciudad, con su impresionante mezquita y sus calles abarrotadas de gente, como si del Rastro de Madrid estuviéramos hablando.

Y de allí, al Jardín Botánico. Todo estaba muy bien arreglado y cuidado, pero la distribución era un poco caótica y a veces te dirigías (por las indicaciones) a ver algo que finalmente no encontrabas. Tras la agradable visita, finalmente fuimos a donde yo realmente quería a toda costa ir: el templo de Shiva. Imaginaos que vais al Corte Inglés de cerca de Sol (Madrid) y allí veis instalado Cortylandia... bien, pues esa es más o menos la impresión que me causó, y afortunadamente Shiva no cantaba ninguna canción absurda. Muchísima gente, muchísimos mostradores y muchísimos "packs de pooja" para hacer ofrendas... digamos que nos encontramos en un "supermercado de religión". En el centro del recinto, un magnífico Shiva de unos 30 metros de altura y hecho como de cartón piedra (pero del bueno) presidía su templo mientras, a un lado, un pequeño grupo de música cantaba y tocaba en directo mientras una pantalla iba mostrando la letra para que el que quisiera acompañara con su voz. A pesar de ser algo bastante extraño, a mí me encantó... a fin de cuentas, Shiva, Ganesh y la "historia de la familia" es lo que más me interesa de momento de la mitología hindú.

El fin de semana ya estaba a punto de terminar, pero antes de coger el autobús de vuelta a Hyderabad pudimos disfrutar (en su máxima expresión) de un par de filetes de ternera de la buena (y pondría en un neón TERNERA DE LA BUENA) en "The only place", un sitio en Church Road donde puedes deleitarte con los placeres de la carne (como podéis apreciar, es algo muy muy extraño aquí en India). Así que, con el estómago lleno y sin más incidentes, dijimos adiós a Bangalore... o es más bien un hasta pronto?

jueves, 3 de noviembre de 2011

Dharmakarma

El camino de la virtud es el camino por el que se rige todo el universo, así como el propio individuo en términos singulares. Es la fuerza invisible que decide el destino del mundo, y el que cada uno elige llevar para así contribuir al equilibrio innato de las fuerzas del bien contra el mal. Aunque suene muy épico, creo en ello.

El dharma alude a la actitud frente a la vida, expresando una ética no escrita que se supone hace girar el globo terráqueo, una confluencia de energías positivas y negativas que llevan al equilibrio de la vida, tal y como la conocemos. Es, a fin de cuentas, una interrelación que evita el colapso de la civilización gracias a la existencia de la dualidad que, de manera natural, procura un balance en la existencia.

El karma sin embargo se basa en el principio físico de la "acción-reacción" (y repercusión). Según se estamenta, nuestro destino se decide principalmente en las acciones que desempeñamos, buenas o malas, y que éstas, a posteriori, pasan factura positiva o negativa. Según las filosofías orientales, la recompensa o el castigo puede llegar en esta vida o en otra futura, y las acciones pueden ser las realizadas en esta vida o en otra anterior. Exceptuando la parte violenta en algunos concretos casos, a mi juicio sería como una "Ley del Talión", y por lo cual se supone que, aunque la vida dé muchas vueltas, en el fondo nuestro universo particular no sólo está decidido por nuestras acciones ni por las de un Ser Supremo, sino también por nuestra interacción individual con nuestro entorno.

Trasladándolo a nuestras costumbres occidentales, puede ser un poco como se le dice a los niños pequeños: "Pórtate bien, que si no, no vienen los Reyes Magos"... o como me acabo de acordar, "De lo que das, recibirás". Así que a portarse bien toca.

Las dos caras de la India

Hay dos formas de conocer India: viajando y viviendo.

Todo el mundo que viene a India, por regla general, ven la hermosa India del norte (Delhi, Agra, Varanasi...) y vuelve maravillada diciendo que todo es precioso, que la gente es muy agradable y en general, que han vivido una experiencia muy gratificante. Grupos organizados, guías políglotas que te llevan de la mano a ver lo mejor, hoteles de muchas estrellas y sólo una o dos semanas de viaje... así se disfruta hasta en el infierno. Por el otro lado, existe también el viajero de "tiempo sabático", que experimenta la vida en este país sin ningún tipo de ataduras excepto el tiempo y el dinero, pero con una completa libertad para saborear con paciencia lo que esta tierra tiene que ofrecer... viajando de norte a sur y de este a oeste, uno puede deleitarse con, incluso, la oportunidad de "encontrarse a uno mismo".

Luego estamos los que vivimos la India en sentido literal: vivimos aquí. Por regla general, la adaptación es un proceso que uno nunca sabe cuándo va a terminar exactamente, y dependiendo de la ciudad puede ser más o menos intenso. Con total seguridad, alguien que vive en Chennai no vive igual que alguien que resida en Gujarat, Kolkata, Mumbai, Bangalore o Hyderabad. Y a mí en concreto me ha tocado la fea, gorda, coja y desagradable Hyderabad para bailar.

Seguramente si me hubiera tocado alguna de las ciudades "guapas", quizá vería la vida con otros ojos, pero realmente ésta no es la ciudad más bonita del mundo, ni muchísimo menos. En cuanto al ambiente, está hipercontaminado, tanto acústica como higiénicamente hablando, gracias a la contribución del altísimo número de vehículos que por sus calles (por llamarlas de alguna manera) circulan, el poco civismo de la gente que tira cualquier cosa a la calle (objetos, basura, esputos de "pan"-mezcla de hierbas "aromáticas" que la gente gusta mucho de mascar- orina y heces entre otros) y la maravillosa atracción de porquería por doquier. Por ejemplo, limpias la terraza y por arte de magia y (con perdón) mierda, se te transforma en una magnífica mezcla de trabajo en vano con más suciedad de la que antes de limpiar había. Y del ruido, ni hablemos... desde la calle hasta el lugar de trabajo, donde en todos y cada uno de los pisos están haciendo obras y el delicioso daño que hacen a los oídos llorar de rabia y de coger al de la máquina de turno y metérsela por el...

La sociedad en general es bastante decadente en cuanto a maneras, y mientras uno intenta respetar las colas por ejemplo, la gente está costumbrada a pasárselas por donde les place y a ponerse ellos los primeros. Es bastante gracioso, ya que muchos autobuses rezan: "In India, it's always you before I" (En India, siempre tú vas antes que yo). Qué bonito es soñar. La mayoría de la población no conoce el respeto ni el derecho a la intimidad ni valores de convivencia normales. Sé de sobra que por mucho que quisiera, no podría cambiar el tercer mundo, pero la gente se piensa que, como eres extranjero, eres algo parecido a un cajero automático con piernas... e incluso, si das alguna monedilla a alguna persona de la calle, hasta te piden más. Asimismo, al parecer la clase alta es la que más falta tiene de educación pues ya que tienen dinero, no la necesitan y sólo se limitan a vivir vidas estrafalarias y a gastar de manera incontrolada (por lo menos le hace bien a su país y a su ciudad). La pena de todo esto es el gran abismo que hay de los unos a los otros, aunque en el fondo comparten lo mismo en su mayoría: la falta de respeto y de educación.

Parece que me estoy quejando de este país, pero no es así: lo estoy describiendo. Eso sí, tengo que reconocer que este país tiene también cosas maravillosas, pero de eso ya hablaré en otro momento... voy a ver si molesto a alguien por una rupia y le echo un vistazo más de cerca a las dos caras de la moneda.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

...to be continued

Lamento mucho no haber seguido con la sana costumbre de actualizar el blog, pero tengo que decir sinceramente que ha sido porque han acontecido muchas cosas últimamente y mi mente no ha sabido darles prioridad a la hora de publicarlas.

Afortunadamente, tengo varios frentes literarios abiertos con los que espero deleitaros, como por ejemplo el viaje a Bangalore, el viaje a Goa o, por ejemplo, una entrada titulada "Las dos caras de la India" o "Shiva y su familia".

Próximamente, en sus pantallas... paciencia... to be continued.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Hampi Dumpty

Todas las expectativas estaban puestas en Hampi... buenas referencias, buenas fotos, buenas vibraciones. Al parecer, Ana ya tenía un presentimiento antes de partir. Esperamos ansiosos para montar en el bus y dormir cuanto antes... yo por mi parte, había madrugado para trabajar y el día había sido bastante largo y agotador. El interior del bus no estaba nada mal y además, los asientos "semi-sleeper" venían con mantita, cosa que se agradece teniendo en cuenta que el aire acondicionado va a todo trapo durante todo el trayecto.

Al llegar a Hospet, como en Cuba: hordas de personas abordándote nada más salir del autobús para ofrecerte alojamiento o desplazamiento (o incluso ambos). Tras la furiosa negativa inicial a todo (como es lógico, nada más despertar), un par de chais nos ayudaron a tener la cabeza un poco más despejada. Después del pequeño solaz mientras la jauría de conductores miraba cómo acabábamos el minidesayuno, decidimos ir a Hampi y cruzar el río hasta la isla (Hampi Island o Virupapur Gaddi). El camino en el auto no fue demasiado largo, y nos cruzamos con varias "peñas" corriendo mientras transportaban una antorcha (como previo a los juegos olímpicos) con motivo de la festividad de Ganesh, lo cual le dio un toque de humor al recorrido.

Antes de nada, comentar que lo que identifico aquí como Hampi es el pueblo en sí, y es donde están todos los templos (se dice que hay más de 350); la isla es la parte donde están los alojamientos bonitos, con vistas al río y donde se suelen alojar en su mayoría turistas... por cierto, en el pueblo, al ser zona "religiosa", no se permite ni fumar ni beber.

Al llegar a la ribera del río en Hampi, nuestra sorpresa fue que, al estar el río muy crecido, no había barcas para cruzar (estamos hablando de una distancia de 100 metros entre Hampi pueblo y la isla). Como no nos terminamos de fiar mucho de lo que dice la gente (sobre todo yo, que en el 80% de las ocasiones pienso que casi todo lo adverso que me dicen viene con la oscura intención de obtener más dinero), seguimos preguntando pero efectivamente nada: no hay barcas hoy... mañana ya veremos. Vimos a una pareja por los alrededores y les preguntamos si también iban a la isla, y al ser su respuesta afirmativa, compartimos un auto hacia la isla por la carretera de atrás, pasando por Hospet (en total unos 60 km).

Cuando al fin llegamos a la parte de río más cercana a la isla, sólo nos separaban 3 metros de agua, con lo que Ana y yo decidimos trepar por unas rocas cercanas para vadear el riachuelo mientras la pareja usaba una "barca-concha" de bambú para cruzar la misma distancia. Caminamos un rato mirando las distintas guest-houses y comparando precios, hasta que nos decantamos por la Shanti Guest House, la más cara (800 Rs la noche), pero también la más bonita: teníamos una cabaña en altura mirando al río y con un porche... una cama-balancín fuera y cama doble con mosquitera y baño bastante decente... perfecto.

Vaciamos las mochilas y nos aseamos un poco para aprovechar e ir a desayunar/comer a Narguila, una guest-house bastante económica (250 Rs) y con mucho ambiente juvenil. Por el camino, tiendas de ropa "hippie" y no tan "hippie", a precios realmente atractivos y con diseños más que agradables... no pudimos evitar comprar algo. Respecto a Narguila, se estaba fatal allí... tumbados sobre colchones tapizados, rodeados de cojines, saboreando una cerveza mientras el sol nos deleitaba con su fulgor y el viento acariciaba los arrozales cercanos... fatal, como os podéis imaginar. Y como estábamos tan mal, decidimos seguir sufriendo todo el día en la isla, con una siesta en el balancín del porche, mirando el río mientras nuestros ojos se cerraban y nuestros cuerpos hacían el koala. Tras algo de lectura y tiempo de nanear (hacer nada), decidimos volver a Narguila para ver si nos encontrábamos con un español que habíamos conocido esa mañana. Efectivamente, allí nos lo encontramos, junto a su mujer y un par de viajeras más: una francesa en sus cuarentas y una veinteañera italiana. Pasamos un agradable rato entre unas cervezas y algo de conversación acerca de sus experiencias durante su viaje por India, tras lo cual decidimos retirarnos a nuestros aposentos y descansar para el día siguiente.

No nos despertamos muy tarde y desayunamos en nuestro "hotel"... yo tortitas con chocolate y ella un superdesayuno con tortilla de queso y tomate, judías con tomate, champiñones y tostadas. Compartir es vivir. Preguntamos si había barcos para cruzar a Hampi y la respuesta fue la misma: no, pero podíamos cruzar al otro lado por donde el día anterior. Lo pensamos y decidimos que lo mejor sería cruzar y alquilar una moto. Eso hicimos, pero cruzar el río (que estaba algo más crecido) nos salió por el doble que el día anterior (ley de la oferta y la demanda). Alquilamos una TVS que se asemejaba bastante a una Mobilette (por 150 Rs) y cogimos carretera hasta Hampi, pasando por Hospet. El paisaje era sublime, entre rocas gigantescas y milenarias que se soportan entre sí por rocas minúsculas, y que así han seguido con el paso de los años, observando agricultores trabajando en sus arrozales y vacas con los cuernos de colores mientras rodábamos por una carretera que no estaba del todo mal. Mi primera experiencia sobre ruedas en India.

Finalmente llegamos a Hampi, y antes de visitar el pueblo, decidimos comer en el "Mango Tree Restaurant" un thali (plato combinado del sur de India que en Hyderabad llaman "tiffin") mirando al río Tungabhadra y rodeados de turistas, tanto extranjeros como nacionales. Después, al templo Virupaksha, que está justo en el centro y es el más llamativo de todos los de alrededor, en parte por ser el de más altura. Entre monos y estatuas, conocimos a un local (de cuyo nombre no puedo acordarme) que nos hizo una visita guiada (incluyendo una presentación oficial a la elefanta Lakshmi que habita dentro del templo) por la voluntad. Mucha historia y muchos cambios de gobierno en la zona después, allí estábamos en uno de los templos dedicados a Shiva, donde observamos también una de las pocos bajorelieves eróticos que hay fuera de la zona de los templos de Khajuraho (donde los templos del Kamasutra). Como se nos hacía tarde y aún quedaban cosas por ver, nos movimos hasta Matunga Hill, hasta cuya "casi-cima" subimos para admirar las maravillosas vistas que las alturas nos regalaban. Lo único malo, una pandilla de monos que por allí rondaba y que no nos daba muy buena espina (incluyendo una mona manca y con pintas rojas en la faz).

Bajamos de Matunga y nos encontramos otra vez con nuestro compatriota del día anterior, con quien compartimos una breve charla antes de saber que era tarde y que debíamos volver a devolver la moto y cruzar el río para llegar a nuestro acogedor alojamiento. A toda rosca emprendimos el camino de vuelta, de casi una hora y sobre todo tipo de carreteras, incluyendo caminos rurales sin asfaltar, carreteras en buen estado y carreteras en obras donde no quedaba otro remedio más que ir adelantando a toda velocidad y con toda la precaución del mundo camiones y vehículos varios. Al llegar ya era de noche y acababa de salir la última barca... y para más inri, las llaves de la moto no estaban puestas: doble problema. Por un lado, la señora que nos había alquilado la moto, despotricando en Kannada (idioma oficial de Karnataka), y por el otro, la pasividad de los locales presentes que no hicieron nada para intentar llamar una barca del otro lado para recogernos. Ese día el río había crecido tanto que los 3 metros del día anterior se habían convertido en 30, y eran insalvables. Decidimos esperar para ver si existían los milagros, pero las personas que allí estaban cerraron sus tiendas y allí nos quedamos ambos en la absoluta oscuridad. Nos acercamos a un grupillo de hombres que charlaban amenamente a unos metros de nosotros y que nos ayudaron a encontrar un alojamiento en el grupo de casa que por allí había, entre manadas de búfalos y vacas pacíficamente paciendo alrededor.

Nos encontramos durmiendo en el suelo en una habitación que tiempo atrás fue (según mi intuición) sede de un partido político o una comunidad vecinal, con un baño algo más que sucio y algunos grillos cantando toda la noche por la habitación... una noche para no olvidar. Intentamos dormir todo lo que pudimos para que el día se terminara lo antes posible y así encontrarnos con el amanecer y poder al fin cruzar al otro lado... más tarde ese día solucionaríamos todo lo pendiente, pero lo primero era lo primero: ducha, desayuno y siesta.

Volver a nuestro "bungalow" fue una experiencia cuasi-religiosa, y me sentí un recién nacido tras la ducha y el posterior desayuno. Explicamos nuestra situación a Rahu (del hotel), y ya todo el mundo estaba al tanto, así que no vio mal el cambiar nuestra hora de check-out de las 10 hasta algo más tarde, así que nos echamos una siesta a su salud. Un rato después (segundos? minutos? horas?) nos estaba llamando para advertirnos que si queríamos cruzar al otro lado, era nuestra oportunidad, ya que la única barca saldría en un rato. Recogimos y nos dispusimos a coger la barca-concha, que había cuadruplicado su precio desde que llegamos, alcanzando el valor de 500 Rs por los dos. Yo, al ver cómo estaba de crecido el río y el viento que soplaba, no tenía mucha fe en que alcanzáramos la otra orilla, pero por lo menos Ana y yo somos buenos nadadores y no teníamos miedo ante lo imprevisto.

Cruzamos con éxito en la abarrotada embarcación de bambú y una pareja nos ofreció compartir transporte hasta Hospet. Antes, arreglamos lo del tema de la llave de la moto: seguramente se cayó del contacto en uno de los numerosos baches que sorteamos en el trayecto del día anterior. Con 500 Rs el problema se quedó solucionado y nuestra conciencia tranquila, así que emprendimos el camino a Hospet. Nos apeamos en una de las calles donde vimos que había un restaurante con buena pinta y allí que paramos a comer y descansar un poco. Como el bus lo teníamos a las 9, simplemante callejeamos un poco y finalmente establecimos nuestro campamento base cerca de donde posteriormente cogeríamos el bus. La espera se hizo amena entre una charla con un espontáneo que por allí pasaba y con las distintas "peñas" que festejaban por enmedio de la calle la festividad de Ganesh. Al fin, cogimos el autobús de vuelta a Hyderabad y felizmente llegamos a casa.

Conclusión: volveremos cuando el río no vaya a crecer... merece la pena.

martes, 30 de agosto de 2011

Ramadán... ding dong!!!

Anoche mi amigo Harish llamó preguntando qué íbamos a hacer: terminaba Ramadán y debíamos comer Haleem otra vez, ya que era el último día. El Haleem es una comida especial (y especiada) típica de Ramadán, que se parece a las papillas de estofado, cocido, etc. que mi madre me hacía cuando me operaron de la boca. A decir verdad, está realmente bueno, pero contando con mi anterior experiencia no me apetecía mucho, ya que aquella noche fue toledana para mí y mi estómago. Es un plato hipercalórico que se hace desde la mañana en hornos de leña expresamente hechos para tal propósito y que se puede obtener prácticamente en toda la ciudad, siendo por recomendaciones de los lugareños Pista House en Tolichowki y Shah Goose cerca del Charminar los mejores sitios para degustarlo... éste último ha ganado en el concurso anual que se calebra en la ciudad para galardonar al Haleem más rico. Está elaborado fundamentalmente a base de carne, que al estar cociendo todo el día, termina teniendo una textura de puré. Además, que yo haya podido apreciar, lleva hierbabuena, algo de comino y canela. Lo que más se utiliza es cordero o cabrito, pero también lo hay de pollo, y me suena que hasta este año han lanzado el vegetariano, pero al parecer no ha resultado muy exitoso. Tras unos instantes de duda, nos decantamos por Haleem, pero en el barrio.

Descubrimos que vivimos probablemente en el barrio más castizo (nunca pensaría que fuera a emplear esta expresión aquí) de Hyderabad, y la calle principal (First Lancer) estaba abarrotada de musulmanes y musulmanas con sus mejores galas, mientras puestos de ropa, comida, etc. flanqueaban las calles hasta el final de nuestro vecindario. Tras comprarme un polo por poco más de un euro y llevarnos 2 juegos de sábanas y una alfombra por poco más de 15, decidimos que como ya había sonado la sirena hacía un par de horas (que avisa que "ya se puede comer"), la mejor opción sería cenar en un sitio del barrio que del todo no tenía mala pinta y donde además nos podíamos sentar.

Rodeados de lugareños y cohabitantes de Ahmed Nagar (Masab Tank, nuestro barrio), al principio llamamos la atención por ser occidentales, pero unos minutos después nos habíamos ya mimetizado entre los comensales. El Haleem estaba sinceramente exquisito... ni muy fuerte ni muy picante ni muy caliente: en su punto. A eso le añadimos un plato de biryani del que prácticamente di cuenta yo sólo, con el excelente sabor de una salsita que a mí me recordaba al Dal pero que no era Dal (ya hablaré en otro post del Dal, al cual adoro). Y para terminar, un par de Chais (té con leche... típico de aquí) y un dulce del cual no recuerdo el nombre pero que estaba muy bueno... era como una especie de sobao pero seco, aunque mojado en el Chai estaba muy sabroso. Pagamos la cuenta (150 rupias... unos 2'50 euros por los dos) y compramos unos dulces para llevarnos a casa.

Para completar la noche, nos dimos un paseo y nos compramos cada uno un frasquito de perfume de aceite, envasado en un tarrito de cristal con roll-on para esparcir mejor la fragancia, por casi 3 euros ambos. Pasamos también por un par de tiendas de pulseras (aquí son muy comunes), pero con gran pea, no tenían del tamaño de la muñeca de Ana, ya que aquí las mujeres son muy menudas y cuando las ves, sueles pensar: esta mujer debería comerse un buen bocadillo. Tras el fallido intento de las pulseras, decidimos volver a casa, y justo antes de girar a la izquierda para encarar nuestro edificio, vimos que habían puesto una jaima para hacerle la henna a las mujeres, con lo que mi cónyuge decidió hacerse las manos.

Mientras Ana compartía cultura con las "chicas del barrio", yo decidí hacer vida de hombre de barrio, así que charlé un rato con los maridos que allí a la puerta esperaban como yo. Como es normal, la ronda habitual de preguntas (de dónde eres, dónde trabajas, cuánto cobras y de qué religión eres... son de las favoritas), y por mi parte, la ronda habitual de respuestas. Nayeem, nuestro amigo de la tienda de al lado (donde compramos agua, recargamos los móviles, etc.) me llamó, y allí estuvimos de cháchara hasta que terminaron con Ana, quien no estaba muy satisfecha con el resultado.

A diferencia de otros días, el final de esta jornada no fue especialmente escandalosa como yo esperaba. Conforme se acercaba el final del Ramadán, todas las noches se podía escuchar cómo diferentes personas cantaban a través de los altavoces de los diferentes Masjids (mezquitas) cerca de nuestra casa, y he de reconocer que algunos de ellos cantaban extraordinariamente bien y resultaba muy agradable el soniquete. Anoche el ambiente estaba muy calmado, sobre todo porque "ya se puede comer"... a todas horas.

Esta mañana, como cualquier otra, esperaba a que mi compañera Donna me recogiera para ir a trabajar, pero a las 8:50 recibí una llamada diciendo que no podía llegar a mi casa y que si me podía coger un auto para ir por otro lado. Al principio no entendí muy bien el porqué, pero al subirme en él y avanzar hacia mi trabajo, gran sorpresa... coches aparcados en doble y triple fila hasta el cruce de Masab Tank, donde bajo la autovía, cientos de musulmanes con su alfombra rezaban al unísono. No llevaba mi cámara conmigo con lo que no pude retratar el momento, pero la verdad es que impresionaba. Al ver que por allí no había manera de pasar, el conductor optó por callejear por detrás de toda la marabunta hasta que tras casi media hora y un mensaje para avisar de la situación al College, llegamos a road number 12 y de allí, todo recto a Shaikpet Nala. Nunca había visto la carretera tan desierta y sin tráfico... ha sido bastante extraño.

Al llegar a trabajar ningún problema, ya que todo el mundo había experimentado lo mismo que yo y había llegado un poco tarde. Curiosamente, este año ha coincidido que el fin del Ramadán se ha acoplado con la festividad de Ganesh (Ganesh Chaturthi), y en mi campus los alumnos recopilaron ayer dinero para comprar una imagen del dios elefante para que presida nuestro colegio, ya que es la deidad de la prosperidad y la sabiduría. Asimismo, parte del personal femenino está elaborando un Rangoli (un mandala en el suelo hecho a base de pétalos de flores de distintos colores) en la puerta de entrada. Tras 10 días, la gente marcha en procesión con su Ganesh para darle una despedida tirándolo al río, lago o similar, hasta el año que viene.

Estaré al tanto de lo que va aconteciendo en esta festividad de Ganesh, pero acerca del Ramadán, esto es todo, amigos... hasta el próximo Haleem!!!

martes, 23 de agosto de 2011

3 viajes por Andhra Pradesh

La APTDC es la oficina de turismo de Andhra Pradesh, el estado del cual Hyderabad es capital. Ofertan viajes dentro de la provincia a un precio bastante asequible y mucha gente de aquí suele hacer uso de este servicio para conocer mejor la provincia donde vive, como nosotros.

El primer viaje que realizamos con APTDC fue bastante emocionante, sobre todo gracias al factor novedad, ya que no sabíamos cómo iba a ser. El minibus sin aire acondicionado salió por la mañana, y tras unas horas de viaje y una parada para comer, llegamos a Alampur. Es un pueblo con varios templos y muchos monos campando a sus anchas... con mucho atractivo. En un templo, junto a los demás viajeros, participamos en una ceremonia consistente en dar tres vueltas al templete, beber un jugo azucarado y recitar un mantra para posteriormente recibir la bendición con unos granos de arroz sobre la cabeza, un bindhi (ver entrada "Bindhi" del blog), unas pulseras, pétalos y un par de limones como regalo. Tras otro par de horas rodando por una carretera llena de baches y tierra llegamos a Mantralayam rozando la noche.

El trayecto nos regaló una insulsa visión del estado que habitamos, con parajes áridos y sin mucho atractivo para los sentidos. Ya en este pueblo visitamos el centro de peregrinación del gurú Raghavendra Swami, que es un templo donde acuden personas de todas partes a rendir tributo al fallecido gurú. Más que un templo, parecía en Carrefour de los templos, ya que desde todas las pantallas de televisión en el recinto se podía seguir al momento todo lo que allí acontecía. Al entrar, me hicieron quitar la camiseta como todos los hombres y la verdad es que lo agradecí, ya que me hizo sentir más cercano a lo que estaba pasando a mi alrededor, sin ningún pudor y con el máximo respeto, a pesar de mi barriga fluorescente en contraste con el tono de piel de los hindúes. Tuvimos la fortuna de contemplar cómo sacaban en "procesión" el trono de oro (hay otro de plata y otro de madera) que la gente había pagado por ver dar vueltas al claustro del templo con gran excitación y rodeado de policías literalmente "acordonando" el recorrido con una soga para que los fieles no invadieran la "calle". Al salir del templo y junto al grupo, entramos en un edificio adyacente para cenar... por 2 rupias!!! Evidentemente, no era un restaurante a la carta, sino arroz vegetariano que los monjes de allí cocinan para los fieles, pero... por 2 rupias!!! Que alguien por favor (para sus adentros) haga la conversión a euros (o céntimos más bien)!!!

Tras un breve paseo por el pueblo, volvimos a la habitación, que no era precisamente una suite... sólo comentar el detalle de que, al poner el ventilador del techo, conchones de pintura caían silenciosos pero amenazantes, entre paredes que necesitaban a gritos combatir la humedad de alguna manera y de forma urgente. A la mañana siguiente y tras un discreto desayuno en el pueblo y a nuestro aire, de vuelta a Hyderabad con una breve parada en unos campos de algodón y "lady finger" (un vegetal curioso con la forma de un pimiento y piel como la de un melocotón, muy apreciado para hacer curries), una breve oración en un templete dedicado a Sai Baba a pie de carretera y una rápida comida de camino.

El segundo viaje fue a Nagarjuna Sagar, un lago al sur de nuestra ciudad. Salimos por la mañana temprano con una inexplicable parada para desayunar a la media hora, y tras un par de horas más de trayecto hicimos una parada en el complejo que la APTDC tiene a orillas del lago. Quizá fuera porque no hacía un día de los más idílicos que hemos tenido el placer de gozar o quizá porque el lago parecía un embalse más de los tantos que ya hemos visto y que han pasado por nuestra vida como un discurso de Navidad del Rey (sin pena ni gloria), no presentábamos mucha expectación en lo que íbamos a ver. A las 12, a comer sin mucha hambre, ya que por el camino ya íbamos dando cuenta de los víveres de los que veníamos abastecidos y afortunadamente, la comida aquí no era especialmente exquisita, a decir verdad. Luego, desde aquí nos fuimos al embarcadero del lago donde tras una larga, pesada y calurosa espera logramos embarcar entre empujones, abuelas que se colaban y un hastío bastante desmotivador, provocado sobre todo por el nefasto guía que nos había tocado.

El viaje en barco tenía como meta una islita donde sólo había un museo y tras un par de anécdotas dignas de contar "entre cañas", volvimos al embarcadero otra vez, rozando el atardecer. Sólo nos quedaba visitar las cataratas, pero era ya prácticamente de noche, con lo que dedujimos que no las podríamos ver. El caso es que llegamos a las cataratas y sin luz, pero al entrar al recinto observamos que había un sistema de iluminación para las mismas, pero como las instalaciones eléctricas son tan estupendas aquí, sólo pudimos verlas iluminadas dos minutos porque se fue la luz. En la cantina, nada normal que comer, así que las ganas de volver a casa se incrementaban por momentos. Al llegar a Hyderabad sentí un gran alivio.

Y con mucha suerte puedo comentar que el último viaje que hemos realizado ha sido con diferencia el mejor de todos y, por supuesto, lo repetiremos (a poder ser, con amigos). El viernes por la noche, sobre las 21:30, cogimos el autobús en Basheer Bagh, y al poco de subir, un servidor se quedó totalmente dormido, como un niño pequeño. Despertamos por la mañana al llegar al complejo Haritha (así se llaman todos) de la APTDC en Bhadrachalam para una hora de aseo en una habitación que la organización ponía para nuestro uso y disfrute... una hora que aprovechamos para echar una siesta en una cama, como Vishnú manda, tras una noche maldurmiendo en el bus, esta vez con aire acondicionado (y sus nefastas consecuencias para la garganta, aun a pesar de ir tapado). Tras la llamada desde recepción, bajamos al bus para ir al templo de Rama en esta localidad. Tras haber visitado ya otros templos, éste parecía algo más austero que los demás, pero tenía su atractivo, y al finalizar la visita, otra vez a Haritha, pero esta vez, para un desayuno picante (en el sentido más literal de la expresión). Ahora tocaba excursión a Parnasala, donde visitaríamos el templo-aldea donde Ravana, en sueños, abdujo a Sita, la novia de Lord Rama. A la salida nos cautivó una niña preciosa con ojos enormes y que, tras darle un caramelo, seguía sin soltar prenda... nos quedamos con ganas de llevárnosla a casa. Otra vez, de vuelta a comer a Haritha una excelente variedad de platos vegetarianos donde evidentemente encontré mi querido Dal Fry, del cual di buena cuenta con tres platos generosamente acompañados por arroz.

Ahora sí, y todos en el autobús, nos dirigíamos al barco que nos llevaría a Papikondalu. Yo caí dormido nada más entrar en el autobús, y cuando Ana me despertó al llegar... tremenda sorpresa! De repente, el paisaje se había tornado en una selva majestuosa que nos regalaba los sentidos con un verdor reluciente. La bajada al barco, entre árboles y arena, prometía que este viaje iba a ser inolvidable. Esta vez, el barco era sólo para nuestro grupo, sin empujones ni prisas, y con sitio más que suficiente para todos. El trayecto era delicioso, navegando entre montañas pobladas de esplendor, como los primeros minutos de Jurassic Park, cuando van en helicóptero a la isla de los dinosaurios... observando aldeas con chozas de bambú a ambos lados del cauce y sus habitantes disfrutando de un baño en las aguas del sagrado río Godavari entre su quehacer diario, sin electricidad ni todos esos utensilios que creemos necesitar. Llegamos así a un conjunto de cabañas de bambú junto al río, con vacas en la playa y una agradable tarde a Kolluru, donde haríamos noche. Tras la asignación de nuestra cabaña, intentamos tomar un café pero nuestro pequeño y gracioso con la vaca Manolita (la bautizamos así) lo hizo algo imposible. Nos hicimos unos amigos con los que compartimos una agradable charla bajo el techo de nuestra choza mientras llovía. Tras esto, una agradable cena, algo de conversación y a dormir. Hubiera sido ideal compartir momentos agradables con los nuestros allí, entre una hoguera, unas copas y unas buenas risas.

A la mañana siguiente y madrugando, acudimos a desayunar y tras el (otra vez) picante desayuno, a hacer un trekking hasta unas caídas de agua donde nuestros compañeros de viaje aprovechaban a bañarse (ellos en calzoncillos y ellas en saris), y nosotros, a sacar fotos del paisaje mientras nuestra piel se quemaba sin darnos cuenta (no pensábamos que iba a hacer tanto sol ni tanto calor). Al volver de la "miniexcursión" sólo eran las 10:30, con lo que descansamos un poco en la choza (que por cierto se estaba muy agustito, ya que corría bastante el fresquito) hasta la hora de la comida. El tiempo acompañaba a la perfección y dondequiera que miraras, la majestuosidad de la naturaleza que nos rodeaba nos invitaba a quedarnos más tiempo allí, pero lamentablemente después de comer debíamos volver. Alguna gente de nuestro grupo, al pasar por cerca de nuestra choza, nos recordaba que la comida estaba ya lista, así que aprovechamos para darnos una ducha admirando una de las agradables montañas a nuestro alrededor. Ya fresquitos, degustamos nuestra última comida en Kolluru y nos preparamos para la vuelta. En el trayecto de vuelta paramos en una aldea a la ribera izquierda del Godavari donde entramos a un discreto templo y compramos algo de artesanía hecha por los lugareños a base de bambú. El resto del crucero fue muy agradable, y disfrutamos del sol en la proa mientras nos tomábamos un café entre colosos frondosos de color esmeralda diciéndonos adiós. Al hacer tierra, foto de grupo y otra vez de camino al Haritha de Bhadrachalam a cenar. Sobre las 21:30 emprendimos finalmente la vuelta a Hyderabad, donde llegamos a las 5:30 de la madrugada. Sin duda, repetiremos este viaje... estas líneas desgraciadamente ni se acercan a la sensación de relajación y placer que sentimos mientras lo vivimos... ojalá algun@ de vosotr@s pueda estar aquí con nosotros para disfrutarlo.

jueves, 18 de agosto de 2011

Diseño

Siempre he creído en el diseño y en el arte, menos el año que fui a Arco y vi la montaña de bolsas de basura... me desilusioné. En el fondo siempre he asumido la "moraleja" de aquella obra acerca del mundo del arte... y está lleno de basura en todos los sentidos.

A mi opinión, el arte antes era mostrar la belleza en una obra... hoy creo que el arte es más vender lo que sea imprimiéndole un valor adicional de belleza. Hoy todo vale, y me parece genial. Que cada cual haga o compre lo que le agrade, ya que yo no me voy a preocupar a estas alturas de lo que piense cada uno. Y que conste en acta que no me estoy metiendo con nadie, pero hoy en día, todos son artistas y todos son muy buenos... y para los "artistas", los que no les adoramos es porque simplemente no entendemos su obra. Cenutrios.

Creo en la libre creación, en la transgresión artística, en un relativo "todo vale"... siempre que se muestre un resultado estético, coherente y original. Al igual que creo que un mundo mejor es posible, creo también que hacer mejores diseños son posibles y factibles en el mundo en que vivimos. El único problema que encuentro hoy en día es la falta de creatividad en general.

Haciendo autocrítica, yo nunca he sido excesivamente creativo, y cuando he tenido una buena racha, los clientes ya se encargaron de dejarme claro que ellos no querían comprar una pieza creativa ni un diseño innovador, sino que, siendo literal, querían "propaganda". Señoras y señores: la propaganda es básicamente comunicación bélica... es decir, comunicación en tiempos de guerra principalmente y que pretende influir en los sistemas de valores de la sociedad a la que te diriges. Caballero, lo que Ud. necesita es un folleto, un díptico, una enara o un catálogo, pero propaganda no. Y como evidentemente no vas a discutir con todos tus clientes, le das lo que quiere, sin salirte del renglón. Gracias a comprender que sobre todo en Murcia las cosas son así (y fuera de mi tierra pues casi igual) me he convertido en un (creo) excelente maquetador sin quebraderos de cabeza en cuanto a diseño. Y de hecho, a veces me he dado cuenta de que disfruto más editando texto, corrigiendo faltas y dando formato que creando una campaña gráfica... y digo a veces.

Curiosamente surgió la oportunidad de venir a India para trabajar de profesor de Diseño Multimedia y es probablemente uno de los mejores trabajos que he tenido nunca. Al parecer lo estoy haciendo bien y eso me reconforta bastante, pero me enfrento otra vez con el problema de la creatividad con alumnos que probablemente no han salido de su provincia en la vida y cuyos conocimientos de cultura general no van más allá de lo más básico y rudimentario. Intento cada día incentivarlos y motivarlos y haciendo autojuicio, quizá a veces creo que les exijo demasiado y sé que no se van a convertir en diseñadores en un mes, ya que hay gente que lleva toda la vida delante de un Mac (por supuesto se creen superguais) y todavía no tienen idea de lo que es diseñar. De todas maneras, albergo esperanza en mis chicos y me alegra mucho cuando les encargo hacerme un trazado o utilizar máscaras de ajuste y el resultado es satisfactorio.

Y tengo que reconocer que aunque hace 4 meses no pensaba lo mismo, ahora me veo cada día más fuerte, más listo, mejor... noto cómo, sin comerlo ni beberlo, mi cabeza me trae bastante a menudo ideas nuevas y frescas y mucha energía para llevarlas a cabo... ahora el problema es que me falta tiempo para todo, y cuando termino mi jornada laboral, mi mente necesita un descanso y mi cuerpo un poco de relax. Y todo va bien.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Bindhi

Ahora que ya no estoy tan solo, me tranquiliza ver que hay más gente que, como yo, ve las cosas de la misma manera. Hubo un momento al poco de llegar, en el proceso de aclimatamiento inicial, en que llegué a pensar que todo esto no estaba pasando de verdad... pero sí. La realidad, a veces, supera a la ficción.

La sociedad en la que vivo se basa en una heredada espiritualidad que a veces pienso pertenece quizá a un entorno más romántico y que sus leyendas históricas acerca de dioses, semidioses y la relación con los mortales siguen latentes aquí, pero "viviendo de las rentas".

Me agrada adentrarme en lo desconocido, en la aventura de entrar a un templo y no saber qué va a pasar, ni lo que tengo que hacer, ni lo que debo sentir ni cómo reaccionar... y me termina atrapando. Muy adentro me siento cómodo, con una sensación de tranquilidad que intento acentuar, un sentimiento que me dice: "hey, estás vivo... estás aquí y ahora, improvisando... todo va bien... disfruta del momento... deslízate".

He de reconocer que con mi primer bindhi me sentí al principio un poco avergonzado, pensando que la gente, al verme, se reiría de mí. Y en el fondo de la cuestión eso es absolutamente lo más irrelevante, ya que afortunadamente sólo soy uno más en el segundo país más poblado del planeta y a fin de cuentas, sólo le importo a mi gente... dondequiera que estén... dondequiera que yo esté.

Se supone que el bindhi simboliza el "tercer ojo", la visión más allá de lo físico y lo terrenal; el ojo que observa lo que no se ve. Corresponde al sexto chakra, el ajna (donde reside el alma), que canaliza las energías y la concentración... tanto la claridad como la inspiración se hayan bajo su influjo.

Tras un rato, y gracias al sudor, el bindhi (bindi o bindu) se va derritiendo, mezclándose entre las líneas de expresión de mi faz, y asimismo, ese sentimiento de "no-me-mires" se desvanece tan rápido como el bindhi llegó allí... y con una sonrisa en la cara y mi mejor expresión de respeto mis manos juntas se elevan sobre mi ajna para saludar a un dios hindú que tengo delante.

Suenan campanillas y huele a incienso mientras repito un mantra que el sacerdote reza ante el grupo, esperando la respuesta del mismo, como un salmo responsorial.

domingo, 3 de julio de 2011

Cosas que se ven #1

Ver cómo, en medio de la calle, un mandril es perseguido por 3 personas, ya que el bicho se había escapado de un templete de Hanuman (el dios mono), donde vivía. Parecía un persecución al más puro estilo Benny Hill.

Un paloma aparece de repente, por la noche al otro lado de la ventana del baño y al echarle agua para que se vaya, se queda para refrescarse. Una paloma valiente.

Estar admirando la luna llena en la terraza con el lujo del silencio de la noche y disfrutar viendo cómo zorros voladores vuelan por el cielo iluminado. Sin duda, un espectáculo maravilloso.

Vacas pintadas de colores, con cuernos de todas las formas imaginables, caminando por mitad de la calle. Algunas parecen sacadas de un museo.

Grupos de gente jugando al cricket en cualquier sitio, desde un parque a mitad de la calle, en el exterior de una tienda o en un callejón. Ellos, en lo suyo, son también campeones del mundo.

Una familia en una moto y sin casco: padre, madre, niña y dos nenes pequeños. La familia que viaja unida permanece unida.

Que un litro de nata para cocinar cueste 10 euros y, por el otro lado, poder comer por 1 euro. Experiencias culinarias al gusto del consumidor.

Un mundo donde el "tomorrow, tomorrow" no existe, pues es algo que nunca llega. El tiempo, a veces, se para por completo.

Firmar 6 veces en la misma hoja del banco para hacer cualquier minuciosidad y que, aun así, tengas que firmar un par de veces más. Una vez no siempre es suficiente.

Pagar al mes un 33% de impuestos y cada 12 meses, tener que pagar una especie de "declaracion de la renta". Los que cobran más pagan por los que cobran menos.

Subirte a un auto y, tras decir la direccion, el conductor te dice que no te lleva porque no le sale a cuenta. A veces te encuentras a gente asi, que trabaja por "pura devocion".

Como en mi pais, puedes ver fácilmente a una persona trabajando y cinco mirando a su lado. Hace que a veces me sienta como en casa.

Para qué vas a comprarte un Sony Ericsson si puedes tener un Saly Elisom? Hay copias de teléfonos móviles a un precio bastante asequible, sin compromiso de permanencia ni nada... y con marcas muy graciosas.

Todo esto y mucho más son cosas que fácilmente puedes ver en este pais... continuará...

lunes, 20 de junio de 2011

Mi primera boda hindú... bis

Domingo, 10 de la mañana. El despertador ya había sonado a las 9:30, pero me permití el lujo de dormir media horita más... me acosté el sábado a las 11 y estaba sintiéndome tan bien que decidí llegar a las 11 horas de sueño. Pues a las 10 recibí la llamada de Harshad, preguntándome que si estaba listo, que me recogería debajo de mi casa a las 11.

Café, zumo, un poco de fruta y a la ducha... cogí unos pantalones negros y me puse una camiseta blanca y a las 11 como un clavo estaba abajo saludando a Harshad y montándonos en el auto camino de casa de Usama, a quien íbamos a recoger para ir a la boda de Srinivas y Swathi, y quien me dejaría la parte de arriba de mi traje de boda hindú.

Tras aporrear la puerta varias veces, un Usama bastante trasnochado nos abrió y recibió alegando que se habían recogido esa mañana a las 8, que se fueron a un festival de música experimental y "que se liaron", tanto él como Donna. Me probé primero el traje blanco, pero parecía King África o los Durán Durán en su época ochentera. Descartado. El negro no era del todo de mi elegancia natural pero bueno, por lo menos era bonito y me sentaba bastante mejor. Nos despedimos de Usama deseándole buen sueño y Harshad y yo tomamos camino hasta Attapur, concretamente hacia S.M. Gardens, el "function hall" donde se desarrollaba la boda.

Aquí en muy común ver sitios de éstos para la celebraciones de eventos: function hall. Es como una especie de salón de celebraciones pero sin nada... lo alquilas tal cual y tú te buscas quien te ponga el altar, las sillas, las luces, la orquestina, el catering, etc., aunque en el mismo sitio te lo pueden gestionar. Hay miles en toda la ciudad, y casi todos los días tienen una boda o aniversario que celebrar. Por aquí no se ha puesto de moda todavía lo de las comuniones.

Al llegar, tremenda desilusión de ver que era el único que se había "disfrazado" de gala... los hombres iban como de a diario con su camisa y su pantalón, y las mujeres casi que también: con su sari y sus pulseras. De todos modos, ya que iba de esta guisa, a disfrutarla. Al poco, Harshad se tuvo que ir a trabajar así que me quedé con Vijay, que había venido solo. Al rato apareció Usha con su hijo.

La ceremonia ya había comenzado e iba bastante avanzada, pero por lo menos vi el momento en que el novio ata a la novia "tres veces siete" un nudo al collar de flores que ella llevaba sobre el cuello; vi cómo el novio le colocaba los anillos en ambos pies (ver vídeo); vi cómo el novio y la novia se echaban arroz en la cabeza el uno al otro en señal de prosperidad (ver vídeo), mientras los músicos amenizaban la velada con una música casi hipnotizante (ver vídeo). Los matrimonios en India se realizan por 3 finalidades máximas: "dharma", que es tener una persona con quien compartir la religión; "praja", para tener descendencia; y "karma" para alcanzar la plenitud sexual. Al parecer, tras la boda, la novia no deja salir al novio de casa hasta el tercer día, con lo que me imagino que el día de la boda el novio se debe nutrir como si fuera su última cena.

Tras finalizar la ceremonia, los novios se sientan en un trono para que, en contra de la costumbre europea de tirar arroz a los novios a la salida de la Iglesia, cada invitado vierta sobre la cabeza de marido y mujer unos granos de arroz deseándoles un buen futuro en pareja y mucha felicidad (Ver vídeo).

Y cómo no, llegó el momento del banquete, que no es como estamos acostumbrados. Aquí había una larguísima fila de buffet vegetariano (exquisito, por cierto) y cada cual cogía su plato y pedía que le sirvieran de lo que más le apetecía. Tras dos platos llenos de riquísimo arroz, dahl (un curry muy muy suave y sabroso), unos cuantos curries de verduras, algún dulce exquisito y dos vasos de helado, decidimos que era el momento de irse, ya que según mi opinión ni criterio, ni iba a haber baile, ni tarta ni barra libre con la "macarena". Al no venir mi pandilla, lo de "viva los novios... viva! viva los novios... viva! vicks vaporub... viva!" fue un total fracaso. La próxima vez será.

Así que disfrazado de hindú elegante, Usha nos llevó a Vijay y a mí cerca de mi casa, donde él cogió un bus para la suya mientras yo caminaba rumbo a la mía saludando con la mano hueca, como la nobleza, hasta llegar a mi propio palacio, esperando que llegue mi reina. Ya queda menos.

Pd.- Las fotos, en el álbum de facebook.

jueves, 16 de junio de 2011

Pentxología

Se supone que la religión debe unir, y no separar... realmente, desde los orígenes de la misma, los primeros habitantes humanos semiracionales que habitaron la Tierra necesitaban darle una explicación a los fenómenos de la naturaleza que les rodeaban, y de ahí se comenzó a desarrollar un sistema de creencias que diera explicación a las cuestiones metafísicas.

De entonces a ahora ha llovido y bastante... del dios fuego o la diosa luna se ha evolucionado hasta poner nombre a los responsables de cada uno de los fenómenos medioambientales... véase la mitología romana, griega o incluso la hindú. Júpiter, Poseidón, Shiva... todos representan en mayor o menor medida el cielo, el mar o la destrucción, en su forma más espiritual.

Después de que pasara la moda del multiteísmo, llegó la época de las grandes religiones monoteístas, representadas en su mayoría por sus profetas: el islamismo, con Alá y Mahoma; el cristianismo con Dios y Jesucristo, etc. Hasta que hoy en día, prácticamente la religión mayoritaria es el consumismo, representado por su profeta "el dinero".

Me resulta curioso que en la India haya tantas religiones coexistiendo y que ello no suponga a priori ningún conflicto, pero claro... hay diferencias, y no entre ellas, sino dentro de ellas. Por ejemplo, me resulta bastante curioso cuando, por la tarde sobre las 7:30 (hora de Hyderabad) hay una especie de competición entre 3 mezquitas cercanas llamando a la oración. Primero comienza una, y en cuanto las otras dos oyen su llamada, ellas también se meten en lucha, a ver quién canta mejor la llamada y más alto... os podéis imaginar que oír la llamada a la oración de 3 mezquitas a la vez puede ser un tanto molesto, pero te acostumbras y te ríes.

Yo, para ser sincero, creo en la vida, en la amistad, en la familia, en los aciertos y en los errores, en el amor y el sexo, en la libertad, en la sinceridad, en el sol y en la luna, en la humanidad, y en muchas cosas más... supongo que esa es mi religión... la "pentxología".