viernes, 3 de febrero de 2012

Bombay otro poquito más...

La verdad es que sí, que pienso que el anterior post me ha quedado un poco soso y quizá algo falto de alma... y como no podía más, me he decidido a plasmarlo. Quizá por haber llevado una semana con muchas cosas por delante, las ganas de terminar una tarea más me ha impedido disfrutar el estar haciéndola, que en el fondo es lo que me motiva de vivir: el zen y su manera de llegar al satori (iluminación) mediante la concentración en cada paso del proceso, sin importar realmente el fin último. O algo así, pero seguro que sabéis por dónde voy.

Bombay es una ciudad que de principio me gustó por la sensación de espacio abierto... nada más salir de la CST, la amplitud de la plaza y la belleza de los edificios cercanos me evocaron calles de Madrid, Londres, Barcelona o Valencia, a ratos por el legado británico en la arquitectura, a veces por la ordenación de los barrios residenciales, en otras ocasiones por los detalles góticos de algunos edificios e iglesias o quizá por esa sensación tan agradable al estar cerca del mar... no lo sé, pero tuve una sensación muy positiva. A decir verdad, el mero hecho de salir de Hyderabad (sin faltar) ya me gusta de por sí, y más cuando es a un sitio tan interesante como Bombay.

El tráfico es bastante ordenado, en todos los sentidos... cada uno va por su carril, y es muy difícil que cambien al tun-tun o que se adelanten. Como es normal, pitan, pero no igual que en otros lados. Parece una tontería y puede que lo sea, pero sinceramente me da una idea bastante cercana a lo ordenada o no que se muestra una ciudad, y en este aspecto, Mumbai me ha sorprendido. Además, en el sur no hay autos... hay coches estilo "seat 127" en los que te mueves con el "meter" por fuera del auto, pero eso sí, al terminar la carrera hay que acordarse de pedirle al señor conductor la "tabla de conversión", porque si no, te la puede meter doblada a su discrección. Los taxis nuevos, los chiquititos (como un Hyundai Santro), que llevan el meter por dentro y actualizado (y me refiero al meter, no al meter... nótese por favor la negrita y la cursiva en el anglicismo). Eso sí... a distancias más grandes, precio más alto. Y la diferencia se nota, tanto en el dinero como en el tiempo que se pasa en algún tipo de transporte, de punto a punto de la ciudad.

Otra cosa más es, por supuesto, el tema aceras... las hay por todos lados! Y parece que desde Europa puede sonar como algo natural, pero como ya he comentado en algún que otro post, aquí en India es algo bastante insólito, sobre todo aquí en Hyderabad, ya que carecemos de ellas por estos lares. En Bombay no tienes que estar contorneándote entre los vehículos para seguir caminando por donde los peatones deberíamos, ni realmente preocuparte por si algún vehículo se sale más de la cuenta de su camino y te arrolle. En este país, es algo muy a tener en cuenta, por lo menos para mí.

Teniendo en cuenta la altísima proporción que vive en chabolas, no se puede decir que haya más gente pidiendo en la calle que en Hyderabad. Que seguro que la habrá, más que nada, porque hay más gente... pero realmente no da esa impresión. Pero es que en este país es algo tan aceptado que realmente llega un momento en que, como te has acostumbrado a ver tantas cosas, ya ni le prestas tanta atención como al principio y aprendes a que te resbale un poco todo, por el bienestar mental.

En cuanto a la vida social, parece que Bombay tiene otro color. Se nota ya de por sí más activa, despierta los sentidos... se respira otro ambiente, y en el fondo un extranjero no llama tanto la atención aquí, ya que la comunidad internacional está bastante establecida, aunque en ciertos ámbitos siempre seguiremos siendo guiris, por mucho que nos adaptemos o por muy bien que podamos hablar hindi. Pero el caso es que en Mumbai se palpa un ambiente algo más maduro que en Hyderabad, tanto en la gente como en los locales, pasando por la gran oferta de ocio que de por sí ofrece, que le imprime un aire de capital, de ciudad grande.

Vale que el mar en Bombay tenga un color marronáceo, pero es mar con todo lo que implica. Trae aire fresco (a veces mezclado con gasóleo) e incrementa la humedad en la ciudad, y lo realmente bonito es que, al ser Bombay una minipenínsula, tienes el mar en muchos y distintos barrios, en zonas completamente alejadas las unas de las otras, con lo que es más difícil cansarse.

En Bombay son más de Shiva que de otro dios, y eso es algo que me agrada mucho, y no es por nada, pero es que siento más afinidad que con Visnhu o que con Brahma. Se puede ver por aquí, en edificios o en carteles de las tiendas, mucho Shivaji pero no hay que confundirlo con el dios destructor que habita en el monte Kailash... Shivaji fue un aristócrata, fundador del imperio Maratha, que contribuyó a la expulsión del imperio mongol de lo que hoy es la provincia de Maharastra, apoyando la lucha contra los invasores de lo que hoy conocemos como India. Así, es el que da nombre a la estación de trenes CST (Chatrapatti Shivaji Terminus) y al aeropuerto (con el mismo nombre). Curiosidades.

Ahora que creo que ya he dado un poquito mi punto de vista personal me quedo más tranquilo y satisfecho... para más detalles, mejor con una caña en la mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario